domingo, 9 de septiembre de 2012

Tres Tristes Tigres

Hacía mucho que dejaron de trillar. Habían colgado sus elementos para trabajar y, por supuesto, mantener el oficio familiar. Ninguno tuvo heredero, pues la carga horaria lo impedía, tampoco pareja y menos hijos ni nietos, de sobrinos ellos no sabían. Huellas no dejaron para seguir con el trabalenguas.

Nadie escuchó nada y creo que  es la razón del por qué sigue su trabalenguas con vida. Sin embargo, yo lo escuché todo. Hace algún tiempo se llevaron a los tres tristes tigres, no muy lejos, con sillas de ruedas y bastones, pues se veían muy ancianos. Ahora guardan reposo y su correspondencia es llevada a  un asilo, esta vez (ellos dicen) ser felices de descansar un ratito comiendo hojuelas de un simpático amiguito.


Inger Ompa Lompa


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