sábado, 15 de septiembre de 2012


Eran tres tristes tigres en un trigal, por que era la única manera de recobrar el cuarto.
Sí, eran cuatro tigres felices que trigaban trigo. Más que eso era una familia feliz que vivía de esa labor. Hacían turnos de a dos para que los otros descansarán del agotador movimiento monótono que debían cumplir en las ocho hora que trabajan al día.
Agotados, pero felices, porque los turnos siempre eran en par.
Pero una noche, en que la luna se había escondido para no ver lo que acontecería, unos malhechores robaron al más pequeño (más conocido como Petigrís).
Al despertarlos el sol con sus rayos matutinos y aceptar con pesar la situación ocurrida, los tres tigres (que ahora no eran felices) prometieron que, aunque trabajarán toda su vida por conseguir el dinero para comprar a su hermano, lo harían; tigrarian trigo en un trigal hasta que los turnos volvieran a ser par.


Mimii Panconqueso.

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