"LA VENGANZA" se llamaba el plan del debilucho ratón. Era una especie de rampla medieval, con finas incrustaciones de piedras puntiagudas a sus bordes, de color metálico resplandeciente, de base una gruesa capa de la mejor madera, y al centro un billete recién sacado del cajero.
El ratón esperaba sentado la nariz del humano, solo esperaba que oliera el aroma del dinero, lo demás era cosa de segundos.
Inger Ompa Lompa
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