viernes, 19 de octubre de 2012


Señor Subcomandante Marcos:

Estuve leyendo sus instrucciones para cambiar el mundo y me detuve en ésta: "Constrúyase un cielo más bien cóncavo" y decidí seguir sus consejos. A continuación le envío el listado de los resultados obtenidos:

- Al momento de pintar de verde y café sentía que eran necesarios más colores, sin embargo no podía definirlos en ese momento.

- Con cuidado comencé a salpicar nubes por todo el lugar; unas con forma de animales que al mirarlas desde diferentes perspectivas daban la impresión de cambiar y transformarse en otro animal. Otras, aquellas que no salpiqué realmente como quería, quedaron oscuras dándole un toque de misterio al cielo.

- Tuve muchos problemas al momento de colgar la luna llena; primero, me equivoqué y la colgué en oriente. No le cuento lo engorroso que es descolgarla. Luego, cuando al fin con ayuda de un trampolín pude colgarla a tres cuartas sobre el horizonte, me dijo que no se sentía cómoda y se enojó conmigo. Estaba apurada así que no le di mas vuelta al asunto y pasé al próximo punto.

- Cuando fui a buscar al sol, éste con buena disposición comenzó a ascender y mientras lo hacía, yo le indicaba que debía dar a relucir más brillo y no tuvo ningún problema. Lo malo, es que después no había quién le dijera que no era necesario creerse tanto el cuento, que con un poco de brillo diario bastaba, no tenía que enceguecer a las personas cada vez que éstas quisieran mirar las nubes.

- Después del incidente con la luna y lo buena onda del sol, pensé que se vendría difícil con los hombres y mujeres, pero tenía usted razón, mientras más cariño les entregaba y más despacio y calmado les hablaba, mejor actuaban y como si tuvieran una especie de GPS incrustados en sus mentes, seguían un camino diferente cada uno.

- Al momento de contemplar el mar, sentí temor, pero luego, después de haber corrido todo un día con la luna y aguantando los rayos del sol que sentía como quemaban en mi espalda, me saqué las sandalias e introduje mis pies en el agua; fue la mejor sensación que pude sentir. LO AMÉ.

- Antes de llegar al último paso, sólo sentí deseos de sentarme en la arena y dormir y fue cuando me di cuenta, que el siguiente paso era descansar...

Resinosa.-

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