Tocaron en el teatro con mucha gente, ella con un vestido
negro que parecía cubre almohada y él andaba sin el peluquín, con un traje
negro y sus mejores zapatos. Hasta de pie les aplaudieron y las miradas entre ellos no eran sólo de
amigos.
Uy mijita supiera usté lo que pasó anoche en esta vecindá,
es pa morirse de vergüenza ajena.
El asunto es que el vecino de la casa 53 ayer tuvo un
concierto con la niña del piano, esa flaca wena pal tandeo, y por lo que me
contaron fueron a ese restaurante. ¡Ese po!, cómo no vai a saber, “El farol”,
el del centro, ese caro donde con el monito fuimos a pasar nuestro aniversario
po comadre, ¿se acordó? A ya.
¿Qué cómo sé?, es que mi sobrino es garzón ahí y los vio
irse en un colectivo juntos. Estoy más que segura que se fueron a la casa de la
niña a tocar OTROS INSTRUMENTOS.
Pero como Dios no castiga a palos no sabía na que su mujer
no era tan santa como él pensaba, porque me sé unas cositas de ella que, ay
Dios mío, no da ni para mirarla a la cara.
Como te iba contando, yo justo salí a regar las plantitas y
vi cuando llegó el vecino, y esto no te lo digo de sapa pero parece que a la
vecina le gustan los instrumentos GRANDES.
EPÍLOGO: Y la comadre no se atrevió a preguntar qué plantas
regó si es un condominio, y eso no esta permitido. ¿Qué por qué no lo hizo? Porque
el chisme estaba muy re bueno.
Mimi Randa e Inger Ompa Lompa
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