martes, 16 de octubre de 2012

La versión Farewell de una Margarita


Era una hermosa plaza, diminuta y acogedora, perfecta para tomar el sol plácidamente.

Los insectos que estaban allí recorrían una, dos, diez, cincuenta veces el lugar y las flores, muy encantadas, les seguían el vuelo con mucho coqueteo.
A las doce, cuando más calentó el sol aquel día, un valiente insecto se posó en una margarita muy blanca; ella le había hecho unos guiños sutiles para seducirlo.
Extrajo un poquito de su polen y fue cauteloso al momento de salir, no obstante, ella se dio cuenta de que había sido un amor fugaz. Lo único que pudo soltar la ya no tan blanca flor de sus labios fue un ¡LLÁMAME!, guardando la ilusión de un próximo encuentro con el insecto ladrón.


Inger Ompa Lompa

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